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Grigory Rasputin: vida y muerte

La figura del famoso Grigory Rasputin, un campesino siberiano, conocido por ser el amigo de los últimos zares rusos, sigue despertando interés cada vez más.

Grigory Yefímovich Rasputin nació el 10 de enero del 1869 en un pueblo Pokróvskoe, de la región de Tiumen, situada en Siberia Occidental.

En el 1901 Rasputin se marchó de Siberia y se hizo peregrino. Estuvo dos años viajando por tierras rusas, Grecia y Tierra Santa. Aprendió mucho durante sus viajes y podía impresionar a la gente con sus relatos. Por cierto, a pesar de que lo llaman "un monje loco", es incorrecto, a pesar de sus estancias en monasterios como peregrino, nunca fue un monje oficial. En 1904 Rasputin llega a San Petersburgo y empieza su carrera como famoso místico y "hombre de Dios". Primero fue presentado a la princesa Militsa de Montenegro, y el 1 de noviembre de 1905 ésta lo presentó a la emperatriz Alejandra, a la cual él impresionó mucho. De allí empieza su ascenso al máximo poder.

Un campesino analfabeta ha llegado a la máxima proximidad al zar ruso, cambiaba ministros, manejaba los asuntos del estado. Llegó a esto, porque tenía poderes especiales para curar al pequeño hijo de los zares, que padecía hemofilia. La hemofilia es una enfermedad genética, que impide la buena coagulación de la sangre, cuando con cualquier golpe o pequeña herida, la persona enferma puede perder mucha sangre e incluso morir. Cuando el zarevich Alexei se ponía enfermo, Rasputin sabía parar el flujo de sangre, y entonces, el niño se mantenía con vida. Esto no lo ha podido lograr ninguno de los otros médicos invitados a la corte imperial.

Entonces, Rasputin se convirtió en el protegido de la emperatriz Alexandra Fiódorovna y esta confianza le dió mucho poder e influencia. La aristocracia rusa no veía con buenos ojos su presencia en la corte, pero era tal la capacidad de su convicción, que nada pudo detener su ascenso.

Grigori Rasputin

Grigori Rasputin

Grigory Rasputin

Grigory Rasputin, retrato de N. Bodarevski, 1913

Rasputin era un hombre alto, sabía hablar muy bien, era una persona con mucho carisma, tenía una mirada penetrante. Con sus modales del campesino a veces era brusco y grosero. Por eso, impresionaba mucho a la gente, como de una manera positiva, tanto negativa. De jóven, Rasputin estaba dentro de una secta cristiana, ilegal para la Iglesia Ortodoxa. Esta secta se llamaba "jlystý", que quiere decir "flagelantes". Las reuniones de los sectantes tenían forma de fiestas y orgías. La experiencia de Grigori en esta secta explica su activa vida sexual en los años posteriores, que hizo mucho daño a su imágen de "una persona santa".

Una de sus lemas era: «Se deben cometer los pecados más atroces, porque Dios sentirá un mayor agrado al perdonar a los grandes pecadores». Por eso, su forma de vivir era bastante escandalosa. Tenía relaciones sexuales como con sus admiradoras, las mujeres de alta sociedad rusa, tanto con mujeres simples y prostitutas que encontraba por la calle (de esto hay informes claros de la policía, que lo seguía como una "protección oculta"). Además, Rasputin bebía mucho y no se preocupaba de su imágen, a menudo iba a los restaurantes nocturnos, donde se comportaba de una manera muy escandalosa. Al día siguiente los reportajes sobre sus aventuras llenaban los periódicos sensacionalistas y provocaban discusiones de los zares con los enemigos de Rasputin, que los utilizaban como pruebas de su "maleza".

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Admiradores de Rasputin en su apartamento

El último apartamento de Rasputin en San Petersburgo se situaba en la calle Gorójovaia, 64, en el patio, en la 2 planta. La situación era buena para tomar el tren en la cercana estación de ferrocarril, que conducía al pueblo de Tsarskoie Seló, donde en el Palacio de Alejandro, vivía el zar Nicolás II con su familia. En el apartamento Rasputin vivía con su familia, tenía 3 hijos: Matriona, Varvara y Dmitri, y alguna parienta que le ayudaba con tareas domésticas. En este apartamento cada día venía mucha gente para pedir favores para sí mismos o sus familiares. Algunos los pagaban con dinero, algunas mujeres con su cuerpo. A los visitantes pobres a menudo el mismo Rasputin les daba dinero, entregado por algún banquero hace un par de horas. No era un tacaño, no tenía ahorros, no sabía gestionar bien el dinero. Aparte de los que le pedían favores, a esta casa venían muchas "admiradoras" de Rasputin, y se reunían con él en una mesa, comían, bebían, bailaban, escuchaban a su "santo". En la escalera la policía vigilaba a todos que venían y luego escribía informes. Mucha influencia sobre Rasputin tenían los banqueros judíos. Su secretario personal era el joyero judío, Aron Simanóvich, que luego escribió un libro muy interesante (se llama "Rasputin", en España fue editado la única vez en el año 1931).

Rasputin, siendo un hombre del pueblo, que conocía muy bien la dura vida de la gente sencilla rusa, sus penas y problemas, estaba totalmente en contra de la entrada de Rusia en la Primera Guerra Mundial. Pero, en verano de 1914, cuando surgió la cuestión, Grigory se encontraba en Siberia, enfermo en la cama, porque antes fue herido por una mujer loca que le atacó con un cuchillo. Raspútin enviaba telegramas al zar rogándole no entrar en la guerra, pero esto no fue suficiente para convencerlo. Cerca del zar estaban los ministros y consejeros "patrióticos", a quienes no le preocupaba la muerte y sufrimientos de millones de personas, y que insistían que Rusia tenía que entrar en la guerra. Y estos ganaron. Posiblemente, si en este momento Rasputin estuviera junto al zar, en Petrogrado (como se llamó entonces San Petesburgo) y tuviera más influencia en él, Rusia no habría entrado en esta cruel guerra, la cual provocó la revolución y la caida de la dinastía imperial rusa. La participación de Rusia en esta guerra fue fatal. Por mala gestión y corrupción, el ejécito ruso no tenía ni armas ni provisiones suficientes, a veces, 2 o 3 soldados sin calzado adecuado tenían que luchar sólo con 1 fusil, los cañones no tenían munición. Sólo con el "patriotismo" era imposible luchar con el ejército alemán muy bien preparado, la gente se moría rápidamente. El ambiente se llenaba de la desesperación e indignación, lo que al final llevó a la Revolución Burguesa de Febrero de 1917 (la cual empezó por protestas contra la falta de alimentos en Petrogrado, ya que todos los trenes que tenían que abastecer la ciudad de la comida, estaban en el frente). Después sucedió la Revolución Bolchevique y posterior matanza de toda la familia imperial rusa. Yo, personalmente, considero que sin entrada de Rusia en la primera guerra mundial, lo que Rasputin quería evitar, no se habrían producido estos hechos trágicos, al menos, tan rápidamente.

Sin duda, Grigory Rasputin era una persona muy especial. Con una formación adecuada, cautela y más autocontrol hubiera podido cambiar totalmente la historia de Rusia. Pero pienso que él estaba viendo muy claro que el país iba hacía el abismo él también se dirigía allí preso de su natura primitiva y pasional.

Asesinato de Rasputin

En septiembre del año 1916 el zar Nicolás II se encontraba en el frente y la zarina Alexandra era responsable de los asuntos internos. Gobernaba siguiendo los consejos de Rasputin, lo que le molestaba muchísimo a la aristocracia cercana a la corte. En una reunión de la Duma (el parlamento ruso), su presidente, Rodzianco dice, que si no fuese tan viejo, el mismo le mataría a Rasputin. Los parlamentarios aplauden. Desde este momento el destino de Rasputin se queda claro.

El plan para asesinarle fue elaborado por el príncipe Felix Yusupov, heredero de la familia más rica de Rusia, el gran duque Dimitri Pavlovich y el diputado Purishkévich. La fecha planeada fue la noche del 29 al 30 de diciembre de 1916. Sabiendo de su afición por la buena gastronomía y la bebida, le invitan a una fiesta en el Palacio del príncipe Yusupov, situado en el malecón del río Moika. Por la noche Felix viene al apartamento de Rasputin en la calle Gorójovaya 64 y juntos se van en coche. En el sótano del palacio estaban preparados los vinos que gustaban a Grigory, bizcochos y pasteles previamente envenenados con una gran cantidad de cianuro.

Casa de Rasputin

Una caricatura sobre Rasputin y los zares

Ultima casa de Rasputin

Caricatura de la época sobre Rasputin y los zares

Primeramente Rasputin se niega a comer y beber. El príncipe y sus cómplices que permanecen escondidos en una habitación de arriba, empiezan a ponerse nerviosos, pensando que Rasputin sospecha algo de lo que se está tramando. Finalmente el místico empieza a comer pasteles envenenados y a beber el vino de Madeira. Pero, parece que el veneno no le hace ningún efecto. Felix sube a la planta de arriba para hablar con sus cómplices, luego baja y  le dispara a Rasputin al corazón. Grigory cae al suelo. Al oír el ruido, los compañeros de Felix que estaban arriba, Purishkévich, el doctor Sukhotin y el gran conde Dmitri Pavlovich, corren escaleras abajo. Le creen muerto, pero cuando el príncipe Yusupov se acerca a el Rasputin, éste abre los ojos inyectados en sangre y rencor, se incorpora y se pone a insultarlos. Agarra a Felix del cuello y Purishkévich vuelve a dispararle, pero parece como si las balas no le hagan efecto. El "inmortal" Rasputin consigue alcanzar la puerta que da a un patio trasero del palacio, y se echa a correr.

Los asesinos siguen disparándole en la calle y al final cae, al parecer definitivamente muerto. Para deshacerse del cuerpo, le envuelven en una alfombra, le meten en un coche, y le arrojan por un agujero en el hielo al río Neva desde el puente Petrovski. Cuando encontraron el cuerpo de Rasputin, la autopsia determino que, a pesar de todo que le hicieron, no murió envenenado ni asesinado por las balas, sino ahogado en las aguas heladas del río Neva. Al conocer la noticia sobre la muerte de Rasputin, la población rusa se alegra mucho.

Investigaciones recientes ofrecen la versión de que para el asesinato de Rasputín, se contó con la participación de los servicios secretos de Gran Bretaña, donde un agente de estos, que residía por entonces en Petrogrado (así se llamó San Petersburgo desde 1914 hasta 1924), participó directamente en el asesinato de Grigory Rasputin. Pero esta versión no se reconoce como oficial en Rusia.

Rasputin fue enterrado en el parque del palacio de Alejandro, donde vivían los zares. Después de la revolución de febrero de 1917, el jefe del gobierno temporal, Alexander Kerenski, ordenó sacar el cuerpo de Rasputin y quemarlo, lo que hicieron el 11 de marzo.

Reprodución de la última cena de Rasputin

Reproducción de la última cena de Rasputin y Felix Yusúpov en el sótano del Palacio de los príncipes Yusúpov

¿Qué ha pasado con los protagonistas de toda esta historia?

El príncipe Yusupov después de la Revolución Bolchevique se estableció en París, escribió algunos libros de memorias y realizó algunas inversiones que le permitieron vivir bastante bien, a diferencia de la mayoría de los emigrantes rusos. Murió en Francia en 1967. Dmitri Pavlovich también vivió en Paris. Purishkévich murió de tifus en el 1920 en la ciudad rusa de Novorossisk, a la edad de 50 años. La hija de Rasputin, María (Matriona), se escapó a Francia y luego a Estados Unidos y trabajó de domadora de leones. Escribió memorias sobre su padre, donde lo presentaba casi como un santo. La suerte de otros miembros de la familia de Rasputin, que se quedaron en Rusia, ha sido peor. El poder bolchevique les quitó su casa y tierra en Siberia en el año 1920, en el 1922 les quitaron los derechos de voto por considerarlos "elementos dañosos". Luego todos fueron arrestados y   deportados a lugares remotos en el norte de Rusia, donde murieron rápidamente de las condiciones de vida imposibles. Lo que pasó con la familia de los zares Romanov ya se sabé, en julio de 1918 todos ellos fueron fusilados en Ekaterinburgo.

Se cumplió la profesía de Rasputin: a finales del 1916, éste escribió a la zarina una carta, presintiendo su muerte. Decía si lo matara un campesino, todo en Rusia iría bien, pero si lo hiciera un aristócrata (como fue el príncipe Yusúpov), toda la familia de los Romanov también moriría en 2 años no más tardar.

En fin: todo lo relacionado con Rasputin, incluida su muerte, es una demostración de la descomposición política y moral de la Rusia del momento.

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Artículo escrito por Roxana Viira, 5.03.2013. © Copyright

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